“No presta atención en clases, se distrae”, “No puede permanecer sentada”, “Es impulsivo, no puede quedarse callado”, “Vive en la luna, nunca recuerda que debe hacer”.
A veces, el TDAH se ve así: se disfraza de rótulos que lastiman y que tienden al no y a los nunca, que inhabilitan nuevas formas de habitar espacios, de aprender y socializar.
Su pluralidad de manifestaciones hace que muchas veces sea difícil de detectar: podemos encontrarnos frente a un TDAH con predominio de la hiperactividad o a la inatención.
Su sintomatología está presenten en dos o más contextos (escuela, casa, grupos sociales) e interfiere en el desarrollo y funcionamiento del niño o adolescente.
¿Cuál es el tratamiento? ¿Existe un tratamiento universal? ¡No! Depende de los desafíos a trabajar y en qué ámbitos presenta mayor dificultad. No existen manuales únicos, sino que en el trabajo interdisciplinario aparecen nuevas formas de estar, aprender y relacionarse respetando la singularidad de cada uno.
Autores: Marc Nemiroff y Jane Annunziata