El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición que acompañará a la persona a lo largo de su vida, presentando diferentes desafíos en los distintos momentos del desarrollo.
Hablar de condición nos permite pensar el Autismo como una serie de características que se manifiesta de manera diferente en cada sujeto y no como una enfermedad.
Las personas que poseen esta condición ven alterada la comunicación y la forma de relacionarse con los otros. Muchas veces los estímulos son percibidos de manera diferente, con más intensidad por lo cual pueden aparecer conductas disruptivas -berrinches- que son la forma que tienen de manifestar su malestar ante los mismos, esto puede aparecer cuando se encuentran en lugares cerrados con mucha gente y/o ruido fuertes. Otra de las características es la dificultad para sostener la mirada cuando otro le habla.
En esta condición existe dificultad para reconocer las emociones propias y del otro. El pensamiento es poco flexible, por lo cual cualquier cambio en la rutina puede generar mucha ansiedad y afectar el desarrollo de la vida cotidiana familiar.
Generalmente se presentan intereses restringidos, es decir muestran mucho interés por un tema -dinosaurios, autos, guerras, etc.- y conductas repetitivas que le ayudan a organizar los estímulos que recibe y bajar su ansiedad.
Las habilidades sociales se ven comprometidas, por eso le cuesta integrarse a grupos de pares o tener amigos o no saben cómo iniciar una acción social -jugar con otro niño en la plaza, por ejemplo-. Esto implica también la dificultad para reconocer las normas de los diferentes momentos y ámbitos sociales -salida con amigos, manejo de grupos de WhatsApp, etc-.
La detección e intervención temprana es la mejor manera de asegurarnos un mejor pronóstico.
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